lunes, 19 de abril de 2010

La felicidad

Las personas solemos llevar una multitud de conflictos encima.
La mayoría ni se preocupa por ellos, asumiendo consciente o inconscientemente que son parte de su vida; que la Vida es asi, en una palabra.
O que la fuente de sus conflictos o malestares son sus circunstancias, y que si cambiasen las circunstancias, su vida mejoraria.
Y esto es cierto, pero sólo en parte, porque el núcleo duro de nuestra felicidad no está, basicamente, en las circunstancias, sino en como nos adaptamos a ellas.
Algunas las podremos canviar; quizás otras no.
Siempre pensamos que la felicidad, o su hermana pequeña, el bienestar, están un paso más allá en nuestra Vida.
Si ganase más dinero...
Si tuviese pareja...
Si encontrase otro trabajo...
Si viviera en otro lugar...
Si tuviera un buen cotxe...
Si ganase aquel premio...
Si mis hijos me respetaran...
La lista es interminable.
La zanahoria de la felicidad siempre se nos aparece delante de nuestra vista, para hacernos correr en pos de ella. Nos desgastamos en su persecución, solo para darnos cuenta, si algún día la pillamos y nos la comemos, que pronto nos cansamos de su sabor, que estaba reseca.Y de golpe aparece otra zanahoria delante nuestro, aparentemente más fresca y jugosa, y nos vemos incitados a perseguirla de nuevo.
I así, hasta el infinito.
Evidentemente que hay circunstancias externas que en situaciones puntuales nos hacen felices; igual que hay otras circunstancias que nos causan dolor.
Pero la felicidad que viene de fuera, viene y se va.
La vemos pasar; la podemos disfrutar unos instantes o un tiempo, pero si no estamos acompasados a su misma vibración, no la haremos perdurable.
Cuando reflexiono sobre la felicidad siempre recuerdo una viñeta de dibujos del perrito SNOOPY, que vi ya hace muchos años.
-¿Qué es la felicidad para tí?- le pregunta Carlitos
- La felicidad es un plato de patatas fritas.- le responde olisqueando un humeante plato de éstas.
Las pequeñas cosas de la Vida pueden provocar un estado de felicidad.
Una puesta de sol...
Una pelicula...
Una charla con un amigo...
Un abrazo...
Un sonrisa...
Un plato de patatas fritas!!!
Son felicidades pasajeras, ya lo sé, pero nos ayudan a configurar la "Gran Felicidad"; la Felicidad más estable y sólida en nuestro interior.
Es vital saber valorar nuestros pequeños momentos felicies; entregarnos a ellos y guardarlos en nuestro corazón.
Es bueno agradecer los pequeños regalos de la vida.
Poco a poco nos ayudaran a ser más conscientes... i más felices durante más tiempo.

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