sábado, 3 de agosto de 2013

Miedo al FRACASO



Hoy os dejo con un cuento extraído del libro “Cuentos Racionales para niños” de Virginia Waters. En este libro hay unos cuentos muy bonitos que sirven tanto para niños como para mayores!!!
Un beso a todos,
Mónica
Flor Faber era una niña de 10 años y tenía mucho miedo al fracaso.
“Uf”-decía- “fracasar es como caer en un agujero negro y profundo lleno de arañas, o tener hígado y espinacas para cenar, o estar en medio de una gran multitud que se está riendo y te señala”.
Siempre que Flor pensaba en el fracaso, se sentía como si estuviese envuelta por un terrror feroz y confuso. Su corazón le latía, y sus manos le temblaban y su respiración se volvía entrecortada.
“Fracasar”, decía Flor, “es lo peor del mundo”.
“¿A ver qué puedo hacer para no fracasar?” se preguntaba a sí misma. “Ya sé, me pasaré todo el tiempo pensando en lo que puede ir mal y haré planes para cada posibilidad”
Cada noche se quedaba estudiando hasta medianoche, memorizando cada página de cada libro, luego se quedaba hasta las cinco de la madrugada, imaginano todo lo que le podría ir mal al día siguiente y haciendo planes para resolverlo.
“¿Y si hay una ventisca mientras estoy en la escuela y no puedo volver a casa?, pensaba Flor “¡ya sé que haré, me llevaré un globo aerostático y podré subir por encima de la montaña más alta y volar hacia mi casa!”
Flor estaba tan ocupada preocupándose sobre su posible fracaso e intentándolo prevenir que no le quedaba mucho tiempo para dormir. Una noche se durmió mientras estaba intentando decidir  qué hacer si le picaba una abeja durante un examen…
“¡Oh no!- exclamó Flor al despertarse “Ya son las once, he fracasado al no despertarme a tiempo y he perdido dos horas de escuela, qué terrible!”
“Este plan de prevención del fracaso es un fracaso” se lamentó “no hay tiempo suficiente para planear la manera de prevenir cualquier fracaso posible. Tengo que encontrar otra manera mejor”.
Flor pensó intensamente durante mucho rato.
“Lo único que se me ocurre”- decidió finalmente “es no hacer nada y dejar de hacer todo aquello que sea arriesgado o difícil, entonces no podré fracasar”.
“No iré más a la escuela, hay tantos exámenes que podría suspender… y tantas preguntas que no podría acertar las respuestas… y juegos a los que no puedo perder… No jugaré con Pamela ni Lauri nunca más, siempre quieren ir a patinar sobre ruedas o jugar al escondite y puedo perder. No voy a tomar más lecciones de ballet y flauta”
Lo único que Flor podía hacer sin miedo al fracaso era comer y dormir, así que hizo eso todo el tiempo.
Un día, cuando Flor estaba demasiado llena para comer más, se durmió y soñó que paseaba por el bosque en una noche tormentosa. Rugía el viento, y el cielo relampagueaba con furia. Flor tuvo miedo. De repente detuvo su aliento al oír un ruido distinto.
“¡Esto no es el viento!- exclamó Flor- “¿parece una criatura espantosa!” miró por encima del hombro y vio a la criatura más fea y feroz que jamás pudiese imaginar. Medía como mínimo tres metros, con los ojos rojos, una boca babosa y garras largas. Y estaba muy cerca. La criatura rugió de nuevo. Flor corrió.
Cuanto mas corría Flor, más cerca oía a la criatura rugiendo sobre ella tronando y roncando, nunca había tenido tanto miedo. Flor corrió más rápido pero como que la criatura estaba cada vez más cerca…
“¡Eh, espera un momento, sólo es un sueño!”- se dijo- “esto no está pasando de verdad”.
Flor se paró y lo mismo hizo la extraña criatura, cayendo casi encima de ella y rugiendo aún.
“¡No vas a darme más miedo, así que para de rugir!”- gritó ella- “¡solo existes en mi mente. Yo te he creado en mi sueño y puedo hacer que desaparezcas!”
“Bueno, espera, no te precipites”- dijo la criatura, sacando una garra.
“Démonos la mano y seamos amigos. Yo no quiero hacerte ningún daño, tú sabes que no puedo hacerte ningún daño a menos que creas que si puedo, toma mi tarjeta”.
Le entregó una tarjeta a Flor que ponía:
“Fracaso… si me tienes miedo te perseguiré por todas partes”.
“No lo entiendo”- dijo Flor- “¿quieres decir que soy yo misma la que hace que tenga miedo al fracaso?”
“Así es” dijo la criatura.
“¿Y cómo lo hago?”- preguntó Flor.
“Bien” dijo la criatura, rascándose la nariz con una garra “todo el mundo se equivoca y fracasa en algo alguna vez, pero no todo el mundo crea el miedo. Tú te creas el miendo cuando piensas “¡Es horrible fracasar!, ¡no debo fracasar!, si fracaso quiere decir qeu soy un fracaso”, entonces te estás creando la Persona con Miedo al Fracaso que eres.
“Entonces empiezo a perseguirte y tú corres”. Yo soy tu miedo al fracaso.
“¿Quieres decir que yo no soy realmente un fracaso aunque fracase en algo?, preguntó Flor.
“Exacto”- contesto la criatura- “ni tampoco eres un éxito como persona aunque tengas éxito en algo. Eres una persona que a veces fracasa y a veces tiene éxito, como todo el mundo”
“Creo que entiendo lo que quieres decir, si cambio la manera de pensar sobre el fracaso, ya no tendré miedo. Puedo pensar que no me gusta fracasar pero que no es terrible ni espantoso y…. esto no significa que yo sea un fracaso”.
Mientras Flor hablaba, la criatura se iba haciendo cada vez más pequeña, cuando terminó de hablar, tenía el tamaño de una hormiga.
“Voy a hacer que siempre seas así de pequeñito” prometió Flor a la criatura.
Y así lo hizo. Cuando se despertó volvió a la escuela, jugó de nuevo con sus amigas… Cuando notaba que la criatura crecía se decía a sí misma “el que fracase no quiere decir que sea una fracasada” y notaba que la criatura volvía a disminuir.
Flor aún fracasa alguna vez, pero ya no le importa. No le gusta el fracaso e intenta hacerlo todo bien pues así disfruta más. Pero el equivocarse  ya no es para ella una catástrofe y no se deprime cuando algo no lo hace bien.
“Ahora me doy cuenta que yo misma me creaba el miedo al fracaso, del mismo modo que yo creo los sueños. Y sólo yo tengo el poder de hacer que la criatura se haga más pequeña”.

Me ha gustado mucho este cuento. Esta extraído de la web del psicólogo Rafael Santandreu, a quien sigo habitualmente en sus escritos y conferencias. Puede ayudar a minimizar ese miedo al fracaso, que en mayor o menor medida, la mayoría llevamos dentro.