jueves, 11 de octubre de 2012

Reflexión Diaria


Solo la reflexión nos mantendrá en el Camino.
La respuesta automática; el abandonarse a los impulsos; dejar que los hábitos tomen el mando de nuestra Vida, sólo puede llevarnos a perder el Camino.
Por eso es tan importante la propia vigilancia sobre uno mismo.
Tomar conciencia de cómo nos sentimos, de los cambios de humor, de la caída en comportamientos que nos gustaría evitar...
Un día es como un objecto o período  fractal, comparable, por ejemplo a un año.
Comenzamos el año, cada año, recuperando viejos proyectos nunca cumplidos: estudiar un idioma, apuntarse ( y acudir regularmente) a un gimnasio; o perder esos kilos que nos sobran, por citar sólo los objetivos más tópicos.
Pasan los días y las semanas y los proyectos van esfumándose y cayendo en el olvido..
Con el día, pasa algo parecido.
Comenzamos la jornada con energía, con ganas.
Queremos pulir comportamientos, adquirir hábitos nuevos y mejores, alcanzar mayores cuotas de conciencia, presencia y razonamiento.
Pero, a lo largo del día vamos tropezando...
Criticamos un poco por aquí; un pensamiento limitante por allá; una pereza más allá. Es la lucha de cada día.  Queremos ser mejores, pero nos cuesta mantener el ritmo y la motivación.
Quizás se podría evitar, si dispusiésemos de pequeños momentos de reflexión, en los que reencontrarnos con nuestra esencia.
Es algo difícil pedirle esto a una vida apresurada, cargada de compromisos y rodeados por el caos ruidoso de una gran ciudad.
Pero es lo único sensato para no perder la cordura.
Ni el Camino