No porque un día la meditación nos sea más... ¿cómo diría ... ¿incómoda?..¿confusa? ... ¿superficial?... bueno, eso y más, deja de ser beneficiosa. Seguro que no.
Depende del día y, quizás, de nuestras necesidades. Es importante darse cuenta de la confusión presente en la mente y observarla. Esa confusión es parte de nosotros mismos.
Por debajo de la confusión hay un mar de tranquilidad, y por arriba brilla un sol luminoso y radiante.
La confusión es como la nubosidad.
La Vida sigue tanto si luce el sol sobre la tierra, como si llueve. No hay diferencias significativas, a pesar de nuestros gustos y apetencias.
A mi me gustan los días soleados, pero si fueran permanentes, reconozco que acabaría viviendo en un desierto. Porque necesitamos el agua que traen las nubes.
Posiblemente se necesitan esos días confusos de meditación, porque son como las nubes que riegan nuestro territorio y lo hacen fecundo.
Esos días de meditación incómoda nos hacen aflorar y darnos cuenta de pulsiones muchas veces ocultas y pensamientos obsesivos y limitantes.
No son sesiones de meditación gratificantes y plácidas, pero si las aceptamos, acaban siendo útiles en nuestro desarrollo.
La Vida hay que aceptarla como viene, que no significa resignarse, cuidado.
Podemos, y debemos, crear nuestros Camino, pero no somos omnipotentes, sino seres en proceso de aprendizaje.
Y además, quizás lo queramos o no, lo que sucede sea lo que más conviene.
Recuerda, no siempre lo mejor es que luzca el sol.
Y como hoy es Noche Buena y mañana Navidad...
Y un poco de música...
Sé Feliz...
Amate...
y cree en tí !!!
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