martes, 15 de junio de 2010

¿Hacia dónde vamos?


Hay películas que me reafirman en mi opinión de que ir al cine, a veces, es perder el tiempo.
Ayer vi una de ellas, de cuyo nombre ni me acuerdo, ni quiero acordarme.
Claro que lo mismo pasa con muchos libros.
Si ya no resulta emocionalmente recomendable ver las noticias en TV o leer el periódico, por la carga de negatividad que llevan, ver o leer determinadas peliculas o libros es exactamente lo mismo.
El cine, la TV, la prensa, etc, buscan la rentabilidad, y para ello dan al espectador morbo y emociones.
Sangre, violencia, sexo, muerte. Emociones que sacuden el ánimo, que no dejan indiferente, porque afectan a todos.
No todo lo que se ofrece al cliente -nosotros- es así, pero una importante mayoría sí. 
Parece ser lo que pide el público.
No es exactamente así,... pero en el fondo sí.
El ser humano es un ser emocional.
Se droga, literalmente, con sus emociones.
Si algo le activa la emocionalidad, eso es lo que tiende a consumir.
Los humanos gustamos de auto inyectarnos adrenalina y otras sustancias bioquímicas segregadas por el propio cuerpo, y provocadas en cascada por la experimentación de emociones y sentimientos.
Eso produce un subidón.
Parece que somos una civilización de drogadictos:
Alcohol, emociones tóxicas, tabaco, cocaína, anfetaminas y un largo listado de sustancias, legales o ilegales, naturales o sintéticas.
¿Será que nos cuesta vivir con nuestra conciencia?
¿Tenemos, de alguna manera, que amodorrarnos y/o alienarnos para sobrellevar la Vida?
Vale, es duro aceptar ciertas cosas en la Vida.
El paso del tiempo; la desaparición de los seres queridos; el propio envejecimiento; las enfermedades y la propia e inevitable muerte.
El resto de animales, en este planeta, no es consciente, supongo, de todo esto y viven relativamente felices en su ignorancia. Otros problemas ocupan su vida, no menores por cierto, como conseguir comida o huir de sus depredadores.
Los humanos pagamos un duro precio por nuestro Conocimiento, por nuestra Conciencia.
Esto si que ha sido comer del árbol prohibido.
Y hemos sido expulsados del Paraíso.
Nuestro Paraíso, en forma de simplicidad e ignorancia ya no existe.
Y como especie, aún no hemos sabido construir algo mejor. Y nos debatimos en el oceáno de nuestras contradicciones.
La respuesta es individual, desde la mente de cada uno.
¿Es esto lo que queremos?
Aún somos libre; aún estamos a tiempo.

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