Estamos tan acostumbrados a la jaula y tenemos tanto miedo al exterior, que nos alegramos cuando el amo nos renueva la suscripción a la misma.
Los barrotes nos aíslan, pero nos dan seguridad.
No nos gusta la jaula, pero en ella tenemos la comida necesaria para sobrevivir.
Y tenemos la rueda...
... en la que giramos incansablemente para atontarnos y creernos alguien.
No me vale los que dicen "...la vida es así", porque la vida NO es así. La vida nos hacen creer que es así, y nuestro miedo innato le da validez a la creencia.
Hay que atreverse a bajar de la rueda; acercarse a la puerta de la jaula y ver que la única cadena que la mantiene cerrada son nuestras creencias.
Si las cuestionamos, si las cambiamos, la puerta se abre sola, con un suave chirrido (a veces el chirrido es grande, pero eso no importa demasiado, lo importante es abrirla)
La mayoría somos como ratoncillos encerrados en su jaula. ¿Dónde va a ir un ratoncillo en un mundo de depredadores?
Ese es el pensamiento límite, sostenido por los viejos conocidos "NO PUEDO", "NO SOY CAPAZ" ó "NO ME LO MEREZCO".
Todos ellos pesadas losas que aplastan nuestra existencia.
Pero un día despertamos, aunque sea con un solo ojo entrecerrado y legañoso, y vemos que esto no es, que nos estamos perdiendo la Fiesta.
La vida pasa veloz y nosotros dando vueltas en la rueda de la jaulita.
Pero... ¿a dónde vamos así?
Y este despertar no importa cuando suceda; lo que importa es que suceda.
Por eso me digo: "¡Ya está bien!"
Ya basta de sobrevivir para comer, y comer para sólo para seguir trabajando.
Hagamos algo con nuestra vida.
Demos una oportunidad a nuestros sueños. Todos los tenemos.
No bastan los fines de semana y las vacaciones para disfrutar de la vida. Es demasiado poco.
Busquemos un trabajo que nos guste y que nos lleve a la auto realización, y de paso nos pague la hipoteca, si la tenemos. Y si no encontramos ese trabajo, dejemos de mendigar uno para sobrevivir, dejemos de vivir en la jaula, y afrontemos el reto de crearlo.
¿Valor o resignación?
¿Qué elegimos?
Cada minuto que pasa nuestra vida se acerca a su fin.
No es tenebroso; es ser realista.
Se trata de aprovechar al máximo nuestro tiempo y disfrutar de este regalo: LA VIDA
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