miércoles, 4 de septiembre de 2013

¿Queremos ser verdaderamente libres?


Bendita Libertad! Teóricamente somos más libres que nunca. Puedo decidir y hacer lo que quiera, mientras no contravenga las leyes de mi país; y si va contra ellas, también, pero ateniéndome a las consecuencias.
Puedo coger una mochila y largarme al Camino; o a Bora Bora.
¿Y el futuro? ... pero, ¿hay futuro? Eso sólo es una probabilidad estadística...
De hecho, lo único que hay realmente es el momento presente.
Parece que hay libertad, pero es una falacia. Porque en nuestro interior, en el Sancta Sanctórum donde se toman las decisiones, en nuestra mente consciente y, más aún, en la inconsciente, no hay libertad.
Condicionamientos culturales y familiares, miedos, fobias, bloqueos... la familia de los monstruos vela sus armas para mantenernos amarrados y esclavizados.
Parece que hay libertad, pero si no conseguimos ser libres en nuestro interior, la libertad exterior no sirve de nada.
Es una batalla difícil de ganar esa de rescatar nuestra verdadera libertad. No imposible, pero sí difícil.
Cada día que aplazamos nuestros sueños, añadimos una cadena.
Cada vez que decimos "... es lo que hay" se cierra una puerta.
Cada vez que nos conformamos y creemos ser un poco felices en nuestra jaula, otro cerrojo ruge.
Para ser libre hay que querer serlo y dar pasos en esa dirección.
Lo demás son tonterías.


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